miércoles, 22 de agosto de 2018

22 de agosto. Sapa

Hoy ha sido un día intenso, he acabado molido. El tren ha llegado puntual a Lao Caí y ya estaban esperando en la estación todos los que venden billetes de bus para Sapa. Yo he ido en una minivan por unos 2 euros. A esas horas no recuerdo exacto cuánto he pagado.


En el autobús íbamos apretaditos pero cómodos , ya que no cabían las mochilas y maletas de todos. El trayecto hasta Sapa apenas dura una hora y desde el primer kilómetro de los 36 que separan ambas poblaciones, ya puedes ver el precioso paisaje. Sapa está encima de la ladera de un valle a unos 1.900 metros de altitud.


El autobús le deja a cada uno en su hotel, en mi caso, el Heart of Sapa. Eran sobre las 7,30 de la mañana y mi habitación aún no estaba disponible. Siguiendo los consejos de la amable chica de recepción me he ido a la población cercana de Cat Cat, que está a unos 3 kilómetros, justo en el fondo del valle.


He parado antes en un bar con una terraza con vistas al enorme valle, tomando un café, para luego seguir cuesta abajo. El sol brillaba por lo que aunque no hacía mucho calor, se notaba bastante.

Cat Cat debía ser una aldea antes, pero ahora se ha convertido en una especie de centro comercial sostenible, al que para acceder hay que pagar 3 euros.



Tras ello empiezas a bajar escaleras con tiendas y restaurantes a ambos lados, todos de madera al estilo Mon. No paras de bajar, serán cientos de escalones. Al llegar abajo, está el río y aunque es un paraje precioso, se nota que está todo como diseñado para un parque de atracciones. Por cierto había bastantes cerdos y muchos de los vietnamitas, pequeños y muy juguetones.






He decido volver, ahora los escalones había que subirlos y el calor apretaba más y no podías dejar de sudar. Cabía la posibilidad de volver en moto, pero ya no sería un pequeño trekking como le gustan llamarlo. Además ha empezado a llover y menos mal que llevaba mi chubasquero. Ha sido durilla la subida. He llegado al hotel ya a la 1 del mediodia. Bajo mi punto de vista, Cat Cat es para ir si te sobra tiempo.

Por la tarde ha estado muchísimo mejor. Sapa, que es una población realmente bonita, además de estar rodeada de montañas y campos de arroz, es además el mayor centro turístico del Norte de Vietnam y tiene un desarrollo impresionante. No hay más que ver el edificio que han construido para la nueva estación del Funicular que tiene un lujo tipo estación de metro de Moscú. 


A 19 kilómetros se halla el Fansipan, que es la montaña más alta del país, con 3.143 metros de altura y que normalmente tiene la cima rodeada de nubes y no es posible verla. Hasta hace un año, se accedía a su cima en un trekking de 3 dias. Ahora sólo cuesta una hora y apenas te cansas.

Han montado un sistema de Funicular y Teleférico realmente impresionantes. Las instalaciones de acceso e intermedias ya lo son, y aunque aún no está acabada la zona comercial, la inversión ha sido multimillonaria.



Como resultado, unas instaciones que no serían mejores en Japón o Europa y un teleférico que rompe todos los récords mundiales en su clase, en cuanto a longitud, más de 6 kilómetros y salvando un desnivel de 1,410 metros.








El Funicular es absolutamente nuevo, como todo, pero el teleférico es realmente impresionante. La altura a la que circula es francamente bestial y los paisajes espectaculares, mientras vas atravesando nubes.

Después del teleferico hay un nuevo Funicular, éste más pequeño, tras unas escaleras, que a esa altitud cuestan un poco de subir. Al final acabas en la misma cima de la montaña, donde hay un gran zona comercial y un templo magnifico, además de otras construcciones y un Buda gigante, que cuando lo he vuelto a buscar para fotografiarlo, seguramente ha quedado escondido tras las nubes. No sé si la inversión será rentable, pero si es seguro que han montado algo único, posiblemente algo emblemático para el pais.




A las cinco de la tarde ya estaba de nuevo en el hotel. He contratado el trekking de mañana que debe llevarme a ver las aldeas de distintas etnias, no es muy largo, solo 9 kilómetros andando. 

Tras dar una vuelta por el pueblo, que tiene mucho ambiente, he cenado y me he vuelto para el hotel porque francamente, hoy necesito dormir poco. Me está gustando mucho, el pueblo, que está creciendo con muchos hoteles en construcción, se está conviertiendo ya en una ciudad. Pero hoy ya no tenía fuerzas para recorrerla toda.


Por cierto, de nuevo la gente del hotel es encantadora. Los vietnamitas son, de momento, el pueblo más entusiasta de toda Indochina y seguramente por eso, pese a sus problemas políticos está creciendo como lo hace.

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