viernes, 17 de agosto de 2018

16 de agosto. Mawlamyine

Tras desayunar en el hotel, mis nuevos compañeros de viaje y yo hemos cogido un taxi hasta la estación de tren con el fin de comprar los billetes para Mawlamyine, nuestro próximo destino. No me sorprendo demasiado cuando me indican en la estación que hoy no hay tren. No se si por las obras o por cualquier otra razón. El caso es que ya es el segundo tren que me cancelan, por lo que no parece inteligente volver a confiar en sus sistema ferrorario, aunque mi idea es volver a Yangón en tren si es posible.




En vista de ello nos dirigimos al centro de la población buscando al estación de autobuses, que en este caso no existe, pero tenemos la suerte de cruzarnos con un autobús que probablemente viene desde Yangón. Si llegamos cinco minutos más tarde lo perdemos y no se cuando pasaría otro, aunque hay bastantes cubriendo esa ruta.



Lo cierto es que el autobús es relativamente nuevo, algo estrechos los asientos, hasta el punto que me sientan junto a un tío fornido y cambio rápidamente a otra butaca junto a una chica porque no cabía en el primero. Los paisajes, difíciles de fotografiar desde el autobús, siguen siendo idilicos, con mucho verde y mucha agua, además de la ligera lluvia que nos ha acompañado todo el dia.

Las dos primeras horas las he dedicado al blog. Ayer tras la cena y el vino no me apetecía mucho y caí redondo en la cama. Luego, pese a que la carretera no era mala, el autobús se movía bastante y no era demasiado agradable el viaje. Algún pasajero escupia regularmente en su bolsa tras mascar el famoso vetel y hasta una chica ha utilizado la suya para sofocar su mareo. En todos los autobuses tienes una pequeña bolsita de plástico para estos habituales menesteres.

En tres horas y media hemos llegado a Mawlamyine. Nos han dejado en la estación de autobuses donde hemos cogido un taxi hasta el hotel, donde tras dejar los trastos hemos comido muy bien.




Tras la comida debiamos aprovechar el relativo buen tiempo y tras conocer a una chica sueca con acento sevillano que se iba esta noche, y a la que hemos invitado a acompañarnos, hemos salido, con los paraguas a ver un poco la bonita e interesante ciudad y hemos llegado hasta la Kyaik Than Lan Pagoda, tras atravesar un bonito pórtico en el que también hemos podido observar unos jóvenes monjes cuando oraban.





Esta pagoda es realmente impresionante también. Es un complejo que se asemeja al Shwedagon de la capital, con menos afluencia de público obviamente y con unas dimensiones algo más modestas, aunque las vistas de la ciudad desde allí eran realmente preciosas.









Despues nos dirigimos a la otra pagoda de la ciudad, pero ha empezado a llover de forma brusca y hemos decidido volver al hotel, ya que estaba todo muy resbaladizo hasta el punto que Yolanda, la chica madrileña, ha sufrido una caída aparatosa, que afortunadamente solo se ha saldado con un arañazo en un codo.

En vista de que no paraba la lluvia que después ha permanecido cayendo hasta la hora de irnos a dormir, hemos decidido que mañana tendremos tiempo. A las 20,00 horas nuestra efímera amiga sueca se ha despedido. Debia volver a Yangón en autobús nocturno y desde ahí a su pais.



Teniamos previsto también cenar en un restaurante en el Strand o Paseo marítimo de la ciudad, pero estaba cerrado. Era un terraza que nos habían recomendado pero, de nuevo la lluvia, ha torcido los planes.


Lo cierto es, que lo poco que he visto hasta ahora de esta ciudad, me está gustando mucho. Mañana aprovecharemos que por la mañana suele hacer mejor tiempo para explorar cosas interesantes en los alrededores y continuar con la visita a la ciudad, si el tiempo nos lo permite, por la tarde.

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