A las cinco y veinticinco de la mañana el revisor iba despertando a todos con un sutil toque, de lo que parecia un anillo, sobre cada una de las puertas. No ha hecho falta que llegara a la mía para que me despertara, porque creo que he oído la del primer compartimento del otro lado del vagón.
Y es que el tren llegaba con puntualidad británica a Hanoi. De hecho me ha dado tiempo para sacar un billete para el tren de las 6 a Ninh Binh, y a las 8,47 exacto, alli llegaba.
Nada más salir y verte la cara te empiezan a ofrecer taxis, etc. Yo nunca suelo coger el primero que me ofrecen. De hecho he salido y he cogido una moto taxi por 20.000 Dongs, 0,75 euros que me ha dejado en mi hotel.
Me ha ofrecido llevarme a todos los lugares que yo quería ver durante el día por algo menos de 10 euros y le he dicho que si, que me recogiera a las 10 para así poder ducharme y cambiarme. Puedes hacerlo con algún grupo en coche, pero esta forma te permite ir a tu aire, además Hung, que es come se llama el chaval, ha resultado ser un guía experto que me ha aconsejado bien en cada uno de los sitios que hemos visitado.
Le he dicho lo que quería ver y que el orden lo eligiera él. En primer lugar me ha llevado a Tam Coc, que es por lo que he venido a Ninh Binh. Se trata de una zona natural de formaciones kársticas, al estilo de la Bahía de Halong. De hecho es muy parecido, pero sin mar.
Pero aquí tienen rio, el Ngo Dong, que atraviesa este paraje. Las formaciones empiezan casi ya saliendo de la ciudad, aunque a unos 5 ó 6 kilometros hay un embarcadero donde salen las pequeñas barcas que atraviesan las tres cuevas, que por otra parte es lo que significa Tam Coc.
El recorrido dura hora y media entre ida y vuelta. El precio de la entrada al parque es de 4,5 euros y el barquito 6,5 si vas sólo. Normalmente van 2 y excepcionalmente 3 en cada barca.
Lo primero que llama la atención es el modo en el que reman. Con los pies, como pedaleando. Son todas mujeres las que llevan las barcas. La que me ha tocado a mi, muy simpática, no ha dejado de cantar en todo el camino, fatal por cierto, ya que como tiene las manos libres maneja en móvil que no veas. Se ha puesto los cascos y para adelante. Es graciosa, así que no pasa nada.
El paisaje es impresionante, seguro que no tan espectacular como el de la Bahía de Halong porque eso sería casi imposible, pero casi.
Lo de menos son las cuevas que atraviesas, en las que a veces conviene agacharse por si acaso, sino todo lo que te rodea. He hecho un montón de fotos, y es difícil elegir unas pocas para ponerlas aqui, seguro que no son las mejores porque con Blogger y mi excelente vista, es difícil seleccionarlas, pero pueden dar una idea.
Lo siguiente también ha sido sorprendente, ha parado en una zona llena de nenúfares preciosa y yo creía que eso era lo que quería que viera. Pero no, ahí tenía que aparcar. Motos y bicicletas deben aparcar siempre no demasiado cerca de los sitios. Hung, me ha indicado el camino y apenas a 100 metros he visto la entrada la la Bich Dong Pagoda.
Lo que ves es una de las 3 pagodas, luego tienes que atravesar unos pocos metros entre las montañas para ver una segunda y luego, subir unos 100 escalones, entre alguna cabra pastando, para ver la tercera.
La construcción más bonita es la primera, pero la tercera tiene truco. Hay que subir por unas escaleras totalmente a oscuras, por las que no sube nadie, para alcanzar un nuevo nivel. Yo he tenido que iluminar el camino con la linterna del teléfono para no caerme al suelo. Solo se oían lo que parecían murciélagos, pero luego había una pequeña capilla y otras nuevas escaleras hasta un diminuto altar.
Yo sabía donde iba a ir pero no el orden, así que iba sorprendiendome por el camino. Desde la pagoda hemos ido con la moto entre arrozales, con un sol que pegaba de tal forma, que así me ha dejado luego. Francamente no he pensado que fuera a necesitar hoy protección solar, y casi cojo una insolación.
Hemos llegado a la entrada de la Mua Cave. La entrada cuesta menos de 2 euros, no me acuerdo muy bien.
Nada más llegar he visto que enfrente tenía dos peñascos con algo arriba, por lo que rápidamente me he dado cuenta de que tocaba subir. Precisamente me he cruzado con un par de españoles a los que he preguntado y me han dicho que ánimo ....
La cueva no tiene nada, es poco más que un agujero. Lo realmente impresionante son las vistas, pero para ello debes subir al menos 500 escalones. Cuando se ponía más cuesta arriba, los peldaños eran más altos cada uno que los del Miguelete.
Ha sido extremadamente duro. Casi todos iban con la lengua fuera, parando cada pocos metros. Además no había una puñetera sombra. A mitad camino la escalera se bifurca y puedes elegir ir a una de las dos montañas.
Ya que estaba me he tirado por la más alta, la del dragón durmiente, como casi todos. Algún deportista de élite era capaz de subir las dos. Yo desde luego, no.
Al final vale la pena, las vistas a uno y otro lado son absolutamente espectaculares. Por un lado la otra montaña y los verdes campos de arroz entre los que sobresalen aisladas formaciones káiser 7 rsticas, y por el otro lado. El río atravesando el valle... Impresionante.
Al bajar, pese a que he bebido hoy más agua que en mi vida, he vuelto para hidratarme y comer algo de arroz en el restaurante del lugar, para poder aguantar.
Lo último ha sido Chua Bai Dinh. Yo ya estaba muerto, y aquello era enorme. Se trata de un complejo muy reciente, acabado hace 4 años, un macrocomplejo dedicado a Buda. Algo exagerado.
Se han querido batir todos los récords del mundo budista en este lugar. Desde el Buda de bronce más pesado del mundo, unas 100 toneladas, hasta el mayor atrio que jamás he visto. He recorrido un par de kilómetros con estatuas de buda.
Tiene varias pagodas y una espectacular de 13 alturas. Es como el Vaticano pero en Vietnam. Yo ya no podía con mi alma y me he dejado un par de pagodas por ver. Para venir a Chua Bai Dinh, hay que venir preparado y no después de haber subido más de 1000 escalones a pleno sol como hoy.
Hay como coches eléctricos que te llevan a una punta del complejo, pero el resto lo tienes que hacer a pie y aunque no hacia demasiado calor, el sol pegaba demasiado fuerte.
Es espectacular obviamente, pero es un derroche de dinero bestial, salvo que le saquen partido vía visitantes, pero no creo que tal inversión pueda amortizarse, aunque entiendo que el fin de su construcción no ha sido el económico.
Le he pedido a Hung que me llevará al hotel, eran las 5 de la tarde y el cielo parecía indicar posible lluvia, aunque el me decía que no lloveria hasta la noche si es que lo hacia.
Me ha sorprendido volviente por otro sitio, por caminos de tierra en lugar de carreteras por parajes preciosos, hasta llegar a un puñado donde ha parado para que hiciera fotos. Hasta me ha hecho él una con su movil.
En fin, que cuando he llegado al hotel me he tenido que ir a una farmacia porque mis brazos y cuello parecían los de un cangrejo y además no me encontraba demasiado bien. Así que me he ido a dormir sin cenar y mañana ya veré que hago. Al final Le ha dado un propina del 50% a Hung, total 15 euros. Francamente ha sido un tipo fantástico.
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